El término orientador se usa para describir una amplia gama de profesionales dedicados al servicio de la comunidad, así como de grupos, parejas o individuos en búsqueda de una guía o apoyo en la toma de decisiones asertivas. Este profesional debe estar entrenado para ofrecer información y orientación sobre las Infección de Transmisión Sexual, en lo adelante ITS.
Una amplia gama de profesionales del área de la salud y la docencia son formados como orientadores, pero lo más importante no es quien hace el trabajo, sino cómo se hace. A continuación se expone algunas ideas prácticas sobre el ¿qué hacer? y ¿cómo orientar a un paciente o consultante con una ITS?
1. Entrevista Inicial y Evaluación por parte del Orientador.
Las personas con ITS, no constituyen un grupo homogéneo, más bien diverso, en cuanto a raza, sexo, edad, nivel socio económico, cultura, nacionalidad y grado de instrucción; aunque las estadísticas sugieren mayor incidencia en condiciones de pobreza, adolescente y ciertos grupos específicos.
La información más relevante de obtener en estos casos, es sí esta persona es sexualmente activa en la actualidad, el número de parejas sexuales que ha tenido en las últimas 2 a 4 semanas, si las parejas sexuales tienden a ser del mismo o distinto sexo, si ha estado expuesto recientemente a una nueva pareja y los sitios de exposición sexual (es decir, no sólo genital sino también rectal y oral). Los individuos que se ocupen de la prostitución, o han estado en exposición a personas que ejercen la prostitución, o uso de drogas ilegales también están en riesgo de presentar ITS. Es importante conocer si la persona en el caso de ser mujer, se encuentra embarazada dada la interrelación de las ITS con los procesos reproductivos. La historia debe incluir: la información sobre el empleo de anticonceptivos o algún otro fármaco.
En la evaluación de los pacientes con ITS, el espectro de los agentes patógenos transmitidos, así como los estímulos, métodos y administradores sexuales son variables y como tales son aspectos a tomar en cuenta para su reporte, en las primeras entrevistas.
2. Referencia a Especialista y Trabajo en Equipo.
Con la referencia no se da cierre al proceso de orientación, por el contrario su fin es referir para abordar el área que le corresponde al profesional de la medicina, intervenir la infección dada la base biológica. Sin embargo, partiendo de una visión Bio-psico-social, es necesario abordar la problemática desde un enfoque integral y conformar un equipo multidisciplinario dirigido a la atención desde diferentes áreas.
No existe una separación mente y cuerpo, el ser humano no solo se afecta en lo biológico, sino también a nivel psicológico y en las relaciones sociales que establece con los otros. Numerosas infecciones incluyendo las de índole sexual tienen una importante repercusión en lo emocional y conductual. El orientador en trabajo conjunto con el grupo de especialistas, refuerza los mensajes en pro de la salud y el bienestar del consultante tanto a nivel físico como mental, orientando y guiando para evitar un mayor riesgo y una mejor calidad de vida.
3. Orientación sobre Pautas de Comportamiento:
La información sobre las ITS y la reducción del riesgo debe ser de fácil acceso a todas las personas que buscan servicios de atención de ITS. En este sentido deberá ser provista en un lenguaje común, entendible, con menos tecnicismo y más orientación a la prevención y en la toma de conciencia de las señales de alerta, del riesgo como problema de salud público, que no debe dejarse pasar o subestimar como en la mayoría de los casos sucede. El orientador debe adoptar una actitud que no sea crítica, evitando los juicios de valor.
La finalidad de la orientación es ayudar al consultante a explorar diversas posibilidades y a elegir la(s) más apropiada(s), evitando hacer suposiciones sobre cuánto sabe la persona ni cuál es su estilo de vida, ya que eso puede llevar a que se deje de dar la información pertinente y que los consultantes tengan dificultades para hacer las preguntas, por ejemplo, sobre determinadas prácticas sexuales.
Los principales fines del control y orientación a los consultantes o pacientes con las ITS son en principio interrumpir la propagación de las infecciones de transmisión sexual promoviendo el uso de condones y de otras barreras profilácticas. Pero en cuanto a estas pautas sobre la reducción del riesgo, es de particular importancia que éstas sean compatibles con la cultura y las creencias del consultante.
El Orientador debe inducir en el consultante la toma de conciencia sobre los riesgos que corre. En muchas ocasiones esta toma de consciencia de enfermedad, produce un cambio conductual.
En consecuencia se debe orientar sobre la reducción del riesgo futuro, siendo indispensable que el orientador en materia de reducción del riesgo entienda perfectamente las formas de transmisión y las pautas para tener relaciones sexuales seguras. Puede darse el caso que la infección motivo de consulta es corriente y curable, pero tal vez una próxima ITS no lo sea, incluso las futuras infecciones pueden ser asintomáticas hasta que ocurra daño permanente.
Se debe instar a los pacientes a que tengan máxima precaución al adoptar decisiones sobre participación en actividades cuyo grado de riesgo no está bien definido. El orientador debe comenzar preguntando a los pacientes que entienden por relaciones sexuales seguras con el fin de determinar qué saben y ver si hay errores de concepto. No se debe dar información que obviamente no es pertinente para el paciente, ya que cimienta la idea de que sólo otras personas están expuestas a riesgo.
No se debe dar una serie de prohibiciones. Es preciso concentrarse en las actividades seguras e instar a los pacientes a pensar en otras formas de disfrutar de las relaciones sexuales.
Pero la información en sí no basta para reducir el riesgo de transmisión de las ITS. El consultante debe poder incorporar la reducción del riesgo a su estilo de vida. Es por ello que las orientaciones deben armonizar con el estilo de vida del consultante. Los extremos son innecesarios, por ejemplo los cambios que haga el paciente no deben llevarlo a aislamiento o la pérdida del contacto personal.
En el aspecto práctico, el orientador deberá: discutir la forma de abordar las situaciones en que haya un posible riesgo si no se pueden evitar; instar a los pacientes a presentar sus propias soluciones; discutir cómo y cuándo se debe abordar el asunto de las relaciones sexuales seguras con los contactos sexuales y cuáles son las estrategias para hacer frente a reacciones negativas; instar a los pacientes a fijarse sus propios límites del grado de riesgo que están dispuestos a asumir.
A nivel emocional es preciso abordar, como se siente el paciente ante esta problemática, como ello ha afectado su vida íntima, sus relaciones interpersonales y de pareja, los niveles de ansiedad, frustración o culpa, como lo ha afrontado, que recursos posee a nivel emocional para superarlo. En muchas oportunidades se inicia un proceso psicoterapéutico centrado en técnicas cognitivo conductuales para corregir errores de concepto, modificar esquemas mentales rígidos y comportamientos inadecuados. De igual manera se tratan disfunciones sexuales que van asociadas a la ITS, como por ejemplo vaginismo, inhibición del deseo sexual, anorgasmia, eyaculación rápida, entre otros.
4. Orientaciones a nivel de Pareja.
Es preciso informar a la pareja si la infección es curable y, si no, cuáles serán los efectos a largo plazo; las complicaciones, si hay alguna; cuando se pueden reanudar las relaciones sexuales; los asuntos especiales relativos a la fecundidad, el embarazo y los riesgos para los recién nacidos; así como el hecho de que la infección provino de una pareja y puede haberse transmitido ya a otras; la posibilidad de que los contactos sexuales infectados sean asintomáticos; el riesgo de re infección; las consecuencias que puede tener la falta de tratamiento y de someterse a las pruebas correspondientes; el riesgo de otras ITS no sospechadas, incluso la infección por VIH; y la notificación a otros contactos sexuales.
Se debe orientar al consultante en cuanto a recordar que debe tomar toda la medicación indicada, incluso si desaparecen los síntomas o se siente mejor. Debe absténgase de toda actividad sexual hasta haber tomado todos los medicamentos y no tener más síntomas. Tampoco deberá tener relaciones sexuales hasta que su pareja haya sido tratada. Si no espera hasta entonces puede volver a adquirir la infección a través de su pareja. Debe ser responsable y ayudar a sus contactos sexuales a recibir tratamiento. Si es “imposible usar condones”, algunos especialistas sugieren otras formas de protección. Si se espera un bebé, la embarazada debe acudir a un dispensario de atención prenatal dentro de los tres primeros meses de embarazo para que le efectúen un examen clínico y las pruebas correspondientes.
Espero la publicación pueda ser informativa no solo a los profesionales interesados en el tema, sino también a las personas que padecen una ITS y están en la búsqueda de ayuda.
Fuente de imagen: https://www.vix.com/es/imj/salud/7427/mitos-sobre-las-enfermedades-de-transmision-sexual