Historias de la puta cárcel. Capitulo veintidos

in #spanish6 years ago (edited)

Historias de la puta cárcel

Capítulo veintidos

Conforme pasaban los días, cada funcionario iba adquiriendo su propio rol en el Centro Penitenciario; Pablo era una persona alta y corpulenta, así que fue designado para desempeñar prioritariamente destino en el módulo 3, donde más problemas en teoría podían surgir, y donde era requerida la presencia de guardias con cierta capacidad intimidatoria.

Pablo en seguida supo quién era el “kie” del patio, aquel interno que mandaba y al que todo el mundo respetaba y obedecía; su nombre era Tadeo y era un conocido delincuente habitual especializado en robos con fuerza y violencia, además de dedicarse al trapicheo de droga; Tadeo sabía asumir perfectamente su papel; se cuidaba físicamente pasando buenas horas en el gimnasio y no consumía drogas; su mirada era intimidatoria y tenía una gran capacidad de liderazgo.

Pablo no tardó en tener un encontronazo con Tadeo; este le buscó tratando de intimidarle, pero no contó con la respuesta de Pablo, quien poco menos se burló de la provocación, no dándole mayor importancia. Este hecho, lejos de irritar a Tadeo supuso que el “kie” pasara a respetar a Pablo, lo que implicaba ganarse el respeto del resto de los presos del módulo; al poco tiempo ambos llegaron a congeniar y a tener una buena relación, algo bastante habitual en las relaciones entre funcionarios y presos: la práctica del dicho ”vive y deja vivir”.

Manuel también era una persona fuerte, aunque de menor altura que Pablo, así que frecuentemente era asignado al módulo 2, algo más tranquilo pero también delicado. Manuel sabía pasar desapercibido, y en ese tipo de trabajo era algo muy positivo, una virtud no solo para evitar problemas con los presos, sino también con ciertos Jefes y compañeros, algo que a veces resultaba incluso peor. Su carácter afable y bromista le sirvió para granjearse la simpatía de buena parte de los internos.

Daniel en cambio era delgado, de estatura media baja y de apariencia más juvenil; no daba el porte de un funcionario aguerrido y que pudiese causar respeto, así que los Jefes le asignaron como destino el módulo de cocina; allí debía controlar a los internos que desempeñaban su trabajo preparando las comidas del día. Curiosamente los internos pasaban todo el día con cuchillos y machetes, así que aunque aparentemente debía ser un departamento más tranquilo, con presos de confianza, realmente era el que potencialmente tenía más riesgo para la integridad de las personas.

Daniel pronto aprendió que no era necesario ir de funcionario duro y severo tratando de imponerse; la mejor táctica era tener mano izquierda y saber ganarse la confianza de los “cacos”, pero esto tenía un problema, y era que muchos de ellos intentaban abusar de dicha predisposición a ayudar, utilizándolo en beneficio propio. Frecuentemente se acercaban a él pidiéndole favores relacionados con trámites diversos o con algún asunto concreto, aunque en ocasiones eran mentiras o medias verdades. También aprendió a escuchar las típicas frases encaminadas a dar pena: “es injusto que yo esté aquí” “yo no he hecho nada, soy inocente” o “estoy pagando por culpa de otro”.

Poco a poco los nuevos prácticos fueron entrando en la dinámica del Centro y conociendo más a fondo, no solo a los presos, sino especialmente al resto de funcionarios. La prisión de Jerez tenía una plantilla muy veterana con funcionarios curtidos en mil y unas batallas, muchos de los cuales vivieron la famosa época de los motines en España, allá por los años 80. Ellos mismos contaban a los nuevos sus peripecias y comentaban como en aquella época, ir a trabajar era poco menos que ir a la guerra.

-“Cada mañana nos levantábamos y salíamos de casa sin saber si volveríamos” comentaba Ernesto, uno de los Jefes de Servicio.

-“No sabéis la suerte que tenéis ahora, ya no hay presos con entidad, solo niñatos que se acojonan en cuanto les levantas la voz” le secundaba Paco.

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Presos amotinados en la cárcel de Carabanchel en Madrid

Fuente


Daniel y compañía alucinaban con las anécdotas que Ernesto y el resto de veteranos contaban sobre aquellos años de los grandes motines, donde en ocasiones llegaron a haber muertos. Ambos llegaban por la mañana y tras dar el visto bueno al recuento preceptivo y comprobar que no había ninguna incidencia, se sentaban en la Jefatura y sacaban una botella de whisky, de la cual darían cuenta a lo largo de la jornada.

-"Yo solo bebo whisky Dyc, no me gustan las mariconadas esas de whiskies escoceses".

Era frecuente encontrarse que una buena parte de los funcionarios veteranos estaban alcoholizados y habían tenido importantes problemas familiares. La dureza psicológica a la que tuvieron que enfrentarse durante aquellos años de trabajo había hecho mella, y muchos buscaron refugio en la bebida. Generalmente trabajaban poco, por no decir nada, aunque eso si, en caso de haber algún problema respondían de inmediato y ponían orden al momento; les iba la marcha, y si tenían que darle dos bofetones a cualquiera lo hacían si vacilar; los “cacos” lo sabían, y les tenían mucho respeto.

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Policias antidisturbios sofocando un motín en la cárcel Modelo de Barcelona

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Por aquel entonces se encontraba preso el “Arnold”, una vieja leyenda de las cárceles españolas; tenía multitud de delitos a sus espaldas, desde atracos a bancos a secuestros, y recibía ese apelativo porque según contaban, en sus tiempos de esplendor era una mole gigantesca de músculo, un culturista admirador de Arnold Schwarzenegger; Ernesto contaba que en cierta ocasión fue sancionado y encerrado en una celda americana (la clásica celda de barrotes) pero iba tan colocado de droga, que en un ataque de furia arrancó de cuajo la verja y arremetió contra una docena de funcionarios que trataban de frenarlo; varios de ellos resultaron heridos y se las vieron y desearon para conseguir reducirle.

Sin embargo el “Arnold” ya no era aquel animal al que todo el mundo temía; las drogas y una muy mala vida le habían pasado factura, y en ese momento era un pobre desdichado que se estaba muriendo consumido por el sida; aún así más de uno recelaba de él, y advertía que no se le perdiese de vista por si organizaba alguna.

Pero quizás el preso que más llamó la atención de Daniel y del resto de compañeros en aquellos primeros días era Torcuato, un pobre hombre bizco y con apariencia demacrada, muy educado, condenado por violación, pero que repetía constantemente que era inocente y que le habían confundido con otra persona. A cada uno de los funcionarios les contaba su historia y les pedía si podían hacer algo; la mayoría lo ignoraba pero Daniel se interesó por su situación y preguntó a un miembro del equipo técnico, quien le confirmó que su caso se estaba revisando en el juzgado ya que había indicios de haber sido injustamente condenado.

Y así fue, a los pocos meses se celebró un nuevo juicio donde se presentaron nuevas pruebas que demostraban que Torcuato no había cometido aquella violación; finalmente pudo salir de prisión después de haber cumplido injustamente ocho años de condena.

Continuará.

En los siguientes enlaces puedes leer los capítulos anteriores de la segunda temporada:
Capítulo 21

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Ufff! Me encantó la temática! Voy a ver si la empiezo desde cero!

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Y seguido!

Muchas gracias!
Saludos!

A la altura de los anteriores. Nos sigues sumergiendo en esta historia. Solo hubo una parte que no entendí, supongo que el corrector o el dedazo te jugó alguna treta. El segmento donde dices

varios de ellos resultaron heridos y se las vieron y desearon para conseguir reducirle.

¿Es desearon la palabra correcta? No la he entendido en este contexto. Quizas sea error mio. No se.

¡Saludos!

Hola amigo. La expresión "se las vieron y desearon" es muy típica en España; equivaldría a decir "les costó mucho esfuerzo" o algo parecido. Es normal que determinadas citas o expresiones no sean comunes a toda Latinoamérica.
Muchas gracias por seguir mi historia.
Saludos!

Muchas gracias a ti por la aclaración. 😊

Tremendo el caso de los que van a pagar una condena siendo realmente inocentes. pendiente de la siguiente entrega saludos amigo @torkot ;)

Gracias amigo!
Saludos!

Hola @torkot! me paso lo mismo que @zenkly lo pude comprender por la explicación que le diste a el, efectivamente es lo florido del dialecto de cada región es los que nos hace especiales, buenas historia, cabe destacar que agradezco por haber paso por mi blog y darme tu voto, te sigo desde ya, espero me sigas en algun momento saludos.

Muchas gracias!
Saludos!

¡Injusticia! Un gusto leerte tor, pasate por mi perfil.

Muchas gracias!
Haré una visita
Saludos!

Me gusta como escribes, estare pendiente para los proximos capitulos!

Agradezco tus palabras
Saludos!