En esta oportunidad quisiera hablarles de un tema que me llamó mucho la atención mientras hacíamos un intercambio de ideas en mi curso de inglés, del cual, ya me gradué hace unos días, pero bueno, ese es otro tema.

Este tópico que tanto me inspiró, trata de que hay demasiada diversidad en la naturaleza, criaturas tanto preciosas como aterradoras que realmente parecen míticas. Hay otras que simplemente tienen sentidos híper desarrollados, como perros y gatos, hay animales que al criterio humano no duermen, ya que descansan periodos tan cortos que son imperceptibles a nuestros ojos, como los caballos, burros y tiburones.

Pero al final de todo, en la cumbre de lo increíble que puede ser nuestro ecosistema, está el animal que nunca muere (biológicamente hablando)

Pues querido amigo, es una pequeña medusa, insignificante para muchos.

Este pequeño animalito, especialmente la Turritopsis Nutricula, es capaz de revertir su proceso de maduración sexual en el momento en que se siente cansada. Este proceso tiene como nombre transdiferenciación y se basa en que todas aquellas células distintas a las madres, pueden transformarse en otro tipo distinto, además este puede realizarlo cuantas veces desee.

Las medusas poseen una etapa inicial de maduración sexual llamada pólipo, cuando llegan a una edad avanzada, estas pueden revertirse a pólipo, destacando que este ciclo puede repetirse indefinidamente.

Vamos a un futuro un poco lejano, donde todas estas cualidades tomadas de este interesante ser, apliquen también para nosotros.

¿Se imaginan que en un futuro nosotros podríamos vivir eternamente (biológicamente hablando)? ¿Volver a ser niños luego de una larga y productiva vida? ¿Cuántas cosas magnificas podríamos lograr con ese tiempo extra?