con mi abatido barco de miseria?
Que manos generosas
extenderán sus dedos como antorchas
para que yo, confiada,
consiga la esperanza que ambiciono?
Dos espadas de plata
danzan sobre mis ojos, y me impiden
vislumbrar el camino
que me conduzca hasta un sitial seguro.
sobre este oscuro mar donde el hastío
es un ingente risco amenazante.
Mi corazón vacila en la ebriedad
de sentirse flotando
en un cielo sin astros y sin aire,
inmóvil y desierto,
apurando su copa de alfileres.
Cualquiera podría ver
las rosas de mi amor agonizando
sobre lánguidas palmas de añoranza.
Mi lecho de ansiedades
asediado por pájaros nocturnos.
Sin canciones ni címbalos,
sin agrestes tusilagos nupciales.
Tal vez naci para llevar a cuestas
mi carga de tinieblas,
mi sortilegio de andariegos pasos
por campos y ciudades,
mitigando el cansancio y la desdicha
sobre la dura piedra, o el escarnio.
Hoy, mañana, o más tarde, ¿Quién lo sabe?
al pie de esta montaña
-sepulcro de mis sueños-
desatare mi sangre, compulsada
por aciagos cuchillos fratricidas,
y las aves rapaces
volarán asustadas
a refugiarse en lóbregas regiones.
Con su torva mirada amenazante,
una serpiente oscura
me señala el camino, y me constriñe
a desandar mi dolorosa vida.
¡Jamás podré evitar
esta plateada luna de mi garganta!
¡Jamás podre tener entre mis manos
una rama de sol o de alegría!
reclínate amor mío
y deja que la sombras del infierno
levanten su muralla de silencio.