Today I want to share with you my experience with exercise and I want to start by telling you that before reaching this stage of my life, well, in my life I had never even put effort into walking. For me this was a chapter that I did not want to approach until I surrendered at his feet, just when I started my process to lose weight.
This new life began with spinning. Never in my life would I have imagined that this would be the beginning of everything. A friend recommended it to me and I started. I was greeted by a wonderful woman who happened to be the wife of the son of a great friend of my dad's. He immediately recognized me the first time he saw me there and secretly asked his wife to help me.
She started telling me how to set up the bike for training. Then, she taught me the correct technique to start lifting and the rest came by itself. I even became an instructor in some classes and was on the verge of becoming certified in that field.
Along with the diet proposed by my nutritionist and the hours in spinnig, the process began. It was so overwhelming that I couldn't believe it. Little by little, I gained confidence until I reached another world: that of massage therapy, but that's a story for another post.
During that time, I lost a lot of weight and was happy. But, as time went by, I started to dabble in other modalities such as running and started to move away from the stationary bikes. Suddenly, I was tired of it and stopped, that's why I didn't get certified at that time.
In addition, I was starting to jog. This was recommended to me by a friend who already knew I was feeling a bit tired from spinning. She convinced me and I went with her one day. After that day, everything changed, I didn't want to ride my bike anymore, let alone lock myself in a room. I think the opportunity, seeing the scenery, meeting other riders really appealed to me.
However, I have to be honest and admit that I almost quit, because my relationship with running has always been a love-hate one. The first kilometer always was and is my big challenge. Every time I start, the dilemma of why I do this begins in my head. My feet hurt, my legs go numb and I want to stop. After that first kilometer, everything flows.
I feel more comfortable, I breathe better and I don't feel so much discomfort in my legs. At the beginning, I didn't take jogging seriously. For me, it was just a momentary thing, while my fatigue from spinning wore off. My friends invited me to participate in several training plans that were very hard for me, but they paid off.
Thanks to the group's and my own motivation, I gained endurance and learned about pace, stride, pre- and post-workout food, the best shoes, recovery after jogging, the importance of speeds and hills, recognizing a false flat, and much more. It also helped me to meet a lot of nice people (and others not so much) who served as inspiration and learning.
The truth is that, despite so much training, I could not improve my times. I was always slow. The fastest I ever ran was 1 kilometer in 7 minutes. That frustrated me a bit, but I never stopped trying. I got to run at that pace thanks to another form of exercise that caught my attention from the first day I did it: Crossfit.
A more complete torture No, lie! A more dynamic workout routine where you perform functional exercises for intervals of time. That was the ultimate. Although I was exhausted and sometimes I couldn't do all the exercises, I stayed there and complemented it with running. My body totally changed and I started to improve it a lot.
I ran stronger, I got less tired, I performed better in training and in races. But, best of all, the best of all, I was still losing weight considerably. At that point, I weighed 73 kilos. I hadn't reached that weight in years. Which was quite gratifying for me, because as I told you in my previous post, I weighed 110 kilos.
All that led me to stop thinking of exercise as a form of punishment and I began to see it as a blessing. A blessing that allowed me to know my extremes, to challenge myself, to recognize a strength in me that I didn't know I had and that I began to apply in all spheres of my life. My mood changed a lot. A few anxieties dissipated and I also traveled a lot. That was wonderful.
It became a blessing, because I understood that I am fortunate to have a body with which I can move. Because of all that and more, I resumed training in the afternoons, but this time I took my nephew with me, with whom I share my love for the sport. Every day we go out and enjoy the whole experience. I take him with me, because I know he feels a little bad when people tell him he is fat. So, since this Tia doesn't want him to go through what she went through as a child, well, I try to take him to that world so he can see what it feels like and find his own way.
That is why, today, I want you to repeat with me the following:
Put on comfortable clothes, your shoes and move!
Hoy quiero compartir contigo mi experiencia con el ejercicio y quiero comenzar diciéndote que antes de llegar a esta etapa de mi vida, pues, en mi vida había puesto empeño siquiera en caminar. Para mí esto era un capítulo al que no quería acercarme hasta que caí rendida a sus pies, justo cuando inicié mi proceso para adelgazar.
Esta nueva vida inició con el spinning. Jamás en mi vida me hubiera imaginado que ese sería el inicio de todo. Una amiga me lo recomendó y comencé. Me recibió una maravillosa mujer que resultó ser esposa del hijo de una gran amigo de mi papá. Él me reconoció inmediatamente la primera vez que me vió en el lugar y le pidió, en secreto a su esposa, que me ayudara.
Ella comenzó a decirme como acomodar la bicicleta para entrenar. Después, me enseñó la técnica correcta para comenzar a levantarme y lo demás vino sólo. Les cuento que me convertí hasta en instructora en algunas clases y estuve a punto de certificarme en ese ramo.
Junto a la dieta propuesta por mi nutricionista y las horas en spinnig, el proceso comenzó. Fue tan abrumador que yo no lo podía creer. Poco a poco, fui ganando confianza hasta llegar a otro mundo: el de la masoterapia, pero ese es un cuento para otro post.
Durante esa temporada, bajé mucho de peso y estaba feliz. Pero, con el tiempo, fui incursionando en otras modalidades como el running y comencé a alejarme de las bicicletas estáticas. De pronto, ya me sentía cansada de eso y lo fui dejando, por eso fue que no me certifiqué en ese momento.
Además, estaba comenzando a trotar. Esto me lo recomendó una amiga que ya sabía que me sentía un poco cansada del spinning. Me convenció y la acompañé un día. Después de ese día, todo cambió. Ya no quería montarme en la bici y mucho menos encerrarme en un local. Creo que la oportunidad, ver el paisaje, conocer a otros corredores me atrajo mucho.
Sin embargo, debo ser sincera y reconocer que casi lo dejo, porque mi relación con el running siempre fue de amor- odio. El primer kilometro siempre fue y es mi gran reto. Cada vez que inicio comienza en mi cabeza el dilema de porqué hago ésto. Me duelen los pies, se me entumecen las piernas y quiero pararme. Después, de ese primer kilometro, pues todo fluye.
Me siento más cómoda, respiro mejor y ya no siento tanto malestar en mis piernas. Al principio, no me tomaba en serio eso de trotar. Para mi, era algo momentáneo, minetras se me quitaba la fatiga por el spinning. Mis amigos me invitaron a participar en varios planes de entrenamiento que fueron muy fuertes para mí, pero que rindieron frutos.
Gracias a la motivación del grupo y a la mía propia fui ganando resistencia y aprendiendo sobre ritmo, pisada, comida para antes y después de entrenar, los mejores zapatos, recuperación después de trotar, la importancia de las velocidades y las cuestas, reconocer un falso plano y mucho más. Asimismo, me sirvió para conocer a mucha gente linda (y otra no tanto) que me sirvieron de inspiración y aprendizaje.
Lo cierto es que, pese a tanto entrenamiento, no pude mejorar mis tiempos. Siempre fui lenta. Lo más rápido que llegúe a correr fue 1 kilometro en 7 minutos. Eso me frustró un poco, pero no dejé de intentar. Llegué a correr a ese ritmo gracias a otra forma de ejercicio que me llamó la atención desde el primer día que lo hice: El crossfit.
Una tortura más completa ¡No, mentira! Una rutina de ejercicios más dinámicas en la que realizas ejercicios funcionales por intervalos de tiempo. Eso fue lo máximo. Aunque quedaba exhausta y a veces no podía con todos los ejercicios, me quedé allí y lo complementé con el running. Mi cuerpo cambió totalmente y empecé a mejorarlo bastante.
Corrí con más fuerza, me cansaba menos,rendía más en los entrenamientos y en las carreras. Pero, lo mejor, lo mejor de todo eso es que seguía perdiendo peso de forma considerable. En ese momento, llegué a pesar 73 kilos. Tenía años que no llegaba a ese peso. Lo cual, fue bastante gratificante para mí, porque como les dije en mi post anterior, pues llegué a pesar 110 kilos.
Todo eso me llevó a dejar de pensar en el ejercicio como una forma de castigo y comencé a verlo como una bendición. Una bendición que me permitió conocer mis extremos, retarme a mi misma, reconocer en mí una fuerza que no sabiá que tenía y que comencé a aplicarla en todas las esferas de mi vida. Mi estado de ánimo cambió muchísimo. Se disiparon unas cuantas angustias y también viajé muchisimo. Eso fue maravilloso.
Se volvió una bendición, porque entendí que soy afortunda de tener un cuerpo con el que puedo moverme. Por todo eso y más, fue que retomé nuevamente los entrenamientos por las tardes, pero, esta vez me llevé a mi sobrino con quien comparto el gusto por el deporte. Todos los días nos vamos y disfrutamos de toda esa experiencia. Me lo llevo a él, porque sé que se siente un poco mal cuando le dicen que está gordo. Entonces, como esta Tía no quiere que él pase por lo que ella pasó cuando era niña, pues, intento llevarlo a ese mundo para que vea lo que se siente y encuentre su propio camino.
Es por eso, que hoy quiero que repitas conmigo lo siguiente:
¡Ponte ropa cómoda, tus zapatos y muévete!