Un grito suplica, dos reclaman, tres rugen;
cien mil exigen.
Aunque siempre es tarde,
el olor a revolución vuelve,
con corazones latiendo por el mismo sueño:
morir luchando, a que nos maten sentados.
Y las lluvias serán cubiertas de un olor ferroso;
y el sol se opacará por el metal, cayendo,
sobre los combatientes;
las almas llamarán;
las llamas se alzarán.
Y se repetirá el ciclo,
como el invierno antecede a la primavera;
como el fuerte viento anuncia la tormenta.
Seguiremos siendo asesinados por razones absurdas;
por mentalidades escasas;
por egos que nuestra apatía y conformismo, crearon.
Aunque siempre tarde,
el olor a revolución vuelve…
hagamos que esta vez se quede.
-Dann Axkaná
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