De nuevo les saludo mis muy estimados amigos. Me he nutrido mucho al leer las respuestas a mi publicación anterior (puedes verla clickeando aquí ) las cuales me han conducido no solo a responderles si no a escribir una nueva publicación referente a los contrastes existentes entre nuestro hermoso cerebro, tan vital y bien diseñado, y las muy preciadas computadoras u ordenadores que nos hacen la vida más fácil.

     No puedo dejar de mencionar a dos buenos amigos que se tomaron el tiempo y dedicación para interactuar conmigo sobre el tópico de las similitudes entre cerebro y computadoras. Citaré algunos fragmentos sobre lo que ellos aportaron en pro del compartir de saberes, algo que nuestra comunidad @stem-espanol siempre nos anima a propiciar:

Dr. @eniolw:

“Por un lado, ciertamente, la “metáfora del computador” es propia del paradigma del cognoscitivismo; intentar explicar nuestros procesos mentales como si fuese una computadora… por otro lado, cuando menciona que eventualmente las computadoras nos superarán se estima que entre 2030 y 2040 nuestra inteligencia se hará obsoleta ante la inteligencia artificial. Nuestro cerebro, aunque maravilloso y complejo, no es tan rápido, mejorable e imperecedero como las computadoras.

Dra. @reinaseq:

“El cerebro tiene un potencial supremo que no puede ser fácilmente emulado por sistemas informáticos, aunque no se puede dudar que los tecnólogos tienen centrados sus propósitos en las propuestas transhumanistas, de allí el avance que tienen en cuanto a la Inteligencia Artificial y el diseño de prototipos humanoides, no obstante, las funciones del límbico pueden ser imitadas y quizás tener aproximaciones sin llegar necesariamente a la exactitud de las emociones humanas”.

     Partiendo desde estas dos intervenciones abordaré la publicación que les presento a continuación.

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Diferencias elementales entre el cerebro humano y las computadoras

     Cuando comprendemos las similitudes entre una computadora y el cerebro humano, cabe la interrogante: y entonces ¿qué es lo que realmente nos diferencia?

     Gerald Edelman y Giulio Tononi sacaron a la luz pública por el año 2000 un extraordinario tratado titulado “El universo de la conciencia”. En este nos explican cómo la materia se transforma en imaginación. Dos eruditos arguyendo sobre las diferencias sustanciales entre las computadoras y el cerebro humano:

"… Nuestra somera investigación de la neuroanatomía y de la dinámica neuronal indica que el cerebro tiene cualidades especiales de organización y funcionamiento que para nada son coherentes con la tesis de que siga una serie precisa de lineamientos o que realice cálculos. Sabemos que el cerebro está interconectado de una forma que ningún ingenio humano puede equiparar".

      Las diversas razones que esgrimen Edelman y Tononi para fundamentar su postura me inspira a seguir comprendiendo este asunto.

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Conexiones y redes

     Primero, los billones de conexiones del cerebro son inexactos. Si quisiéramos comprender si las conexiones de dos cerebros del mismo tamaño son idénticas la respuesta sería "no"; y si nos preguntásemos lo mismo de un computador la respuesta es "sí". No existen dos cerebros iguales, ni siquiera los de dos mellizos univitelinos que comparten el mismo código genético. Las posibilidades enormes de conexiones neuronales hacen que cada cerebro sea único y que existan tantas mentes como cerebros hallan y han existido en el planeta Tierra.

      Este argumento adquiere claridad de cenit con el ejemplo del lenguaje. Cada persona, como usted o como yo, podemos utilizar en nuestro vocabulario cotidiano unas 5.000 o 6.000 palabras con las que a diario realizamos combinaciones que nos permiten elaborar un lenguaje diferenciado a lo largo de toda la vida. Y esto sin mencionar que frecuentemente tomamos preferencia de algunos términos o también prefijos (por ejemplo, ahora están de moda "super", "mega", "ultra" e "hiper"). En definitiva, las combinaciones de lenguaje que podrían existir en la cabeza de un solo ser humano son indeterminadas, por no decir infinitas, que se crean combinando un número finito de palabras.

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Adaptabilidad evolutiva

     Segundo, se sostiene este argumento sobre la base que en cada cerebro las consecuencias de su origen de evolución y de su historia experiencial quedan grabadas de forma única e irrepetible. Y como si esto fuera poco, estas conexiones se van haciendo más fuertes, en algunos casos eliminando o sustituyendo por otras en función de las experiencias a las que somos sometidos. Ninguna computadora puede actualmente crear y destruir programas con la destreza que lo hace el cerebro humano, ninguna máquina hoy puede incorporar tal diversidad individual como cualidad central de su diseño.

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Espontaneidad cerebral

     Tercero, nos topamos con un argumento estrechamente relacionado con las señales que un cerebro recibe y cómo procesa esas señales. Lo decíamos en el post anterior acerca de las similitudes entre cerebro y computadoras; el cerebro es capaz de organizar y categorizar la información que recibe del exterior.

     Ordenar por categorías, discernir entre imágenes, sonido o señales táctiles es algo para lo que han sido creadas las computadoras y de forma bastante similar a la del ser humano. Las máquinas se hallan bien dotadas de sensores externos (micrófono, pantalla táctil, cámara) que reciben estímulos con el fin de categorizarlos y ordenarlos. Lo que una máquina está imposibilitada para realizar es el procesamiento del contenido de la información sin un código preestablecido. Obviamente, siempre necesitarán un programa previo para hacer algo con la información organizada. En otras palabras, los ordenadores son incapaces "por sus propios medios" de relacionar la información y mucho menos de interpretar contenidos novedosos y actuar en respuesta a estos.

     En una conferencia internacional celebrada en Lisboa tocante a la "comunicación oral entre personas y máquinas", la presidenta de la organización, la portuguesa Isabel Trancoso subrayó que efectivamente hay programas informáticos que reproducen lo que los operadores les dictan más sin llegar a entenderlo. El gran reto sería que las computadoras logren extraer el significado, decodificar el lenguaje humano, sostener conversaciones, transmitir emociones o eliminar el sonido desagradable del sintetizador.

     Una máquina no ejecuta algo fuera de su programación, mientras que los humanos improvisamos nuevas formas de actuar ante estímulos novedosos. Esta cualidad de organizar la percepción con distintos tipos de señales para la visión, el oído o el tacto dividiéndolas en clases coherentes sin un código preestablecido sigue sin encontrar quien lo supere, al menos no una máquina.

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Dinámica neural

     Por último, se tiene la importancia de la propia dinámica neural, es decir, la forma en que los patrones de actividad cerebral cambian con el tiempo. La cualidad neurálgica y más importante del cerebro de los vertebrados es el continuo y recursivo intercambio de señales paralelamente entre áreas interconectadas del cerebro, reciprocidad que hace posible la coordinación constante de la actividad de estas áreas tanto en el espacio como en el tiempo de modo de poder garantizar la adaptación al desafiante mundo que nos rodea.

A modo conclusivo

      Todas las características cerebrales planteadas en los argumentos aquí expuestos se encuentran ausentes en la conformación de cualquier computadora. Evidentemente no son estas todas las razones que existen al respecto, sin embargo, creo que son las fundamentales. He querido centrarme en argumentos que tengan que ver más con la complejidad del sistema que con características inherentes a cada uno de ellos. Reitero, que no he abordado acá el papel que juegan las emociones en el procesamiento de la información en el cerebro o en la computadora.
     El cerebro humano tiene un sistema potencial que confiere valencia emocional a cada una de las percepciones de todo su entorno. Una máquina tal vez logre percibir un objeto y reconocer que las cualidades de dicho objeto corresponden a las de un mango, pero no valora si ese mango le gusta o no le gusta y no puede evocar las memorias del olor de aquel mango del patio de la casa de sus abuelos. He aquí una de las grandes riquezas del cerebro humano, formar un mundo subjetivo de la objetividad, experimentar la sensación de que lo que percibimos es lo mismo que otros perciben pero dotándolo de una riqueza emocional que hace apropiarme de dicha percepción y sea sólo mía, conjugar el conocimiento con la emoción para hacerme un ser único e irrepetible.

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Crédito de la imagen Dra. @elvigia

Agradezco sinceramente a los equipos de las cuentas a @lacolmena @el-panal @utopian-io @entropia y @proconocimiento por el respaldo que proporcionan a nuestras publicaciones.

¡Sigamos creciendo!

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Referencias consultadas

• Delius, J.D. (2002). "Inteligencias y cerebros: un enfoque comparativo y evolutivo", en Moragado, I. Emoción y conocimiento. Barcelona. Metatemas.

• Goleman, D (2000). Inteligencia emocional. Barcelona. Kairós.

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Fuentes de imágenes, todas de uso libre 1; 2; 3; 4.