Evitar participar en las elecciones municipales luego de ir a las regionales puede ser tomado como rectificación o como oportunismo. Eso es irrelevante, porque lo que interesa es el efecto que eso pueda tener en nuestro país. Sabiendo que, cómo sea, el gobierno tomará todas las alcaldías, cosa que suena aterradora cabe preguntarse ¿qué diablos se debe hacer?
Lo ideal sería convocar unas municipales sin aval del CNE. Hacerlo antes de las elecciones convocadas por el gobierno. Ello significaría, por supuesto, arriesgar nuestra vida y nuestra integridad física, tal como hicimos en el Plebiscito. Podemos ser tan pacíficos como Ghandi, pero el gobierno siempre actuará de manera violenta al reprimir, así que debemos olvidarnos de que esto saldrá sin ningún tipo de agresividad. Eso es creer, cómo decimos en criollo, "en pajaritos preña´os".
El verdadero obstáculo para la realización de algo así es la Mesa de la Unidad Democrática. Si le damos el beneficio de la duda a esa fallida coalición de partidos, encontramos otro problema: no tienen en este momento la capacidad de hacer convocatorias masivas porque perdieron credibilidad. Se lavaron la cara con la juramentación de los adecos ante la Constituyente, pero no todo el mundo se lo creyó. Participar en unas elecciones sin tener un verdadero plan fue irresponsable, inepto. Ellos aceptaron seguir las reglas de la dictadura.
Mientras esto sucede, los catalanes declaran su independencia luego de hacer un Referéndum el cual, por supuesto, no contó con el apoyo del gobierno español. Podemos estar de acuerdo o no con su iniciativa, podemos decir que son una minoría dentro de esa región autónoma, pero se atrevieron aunque los reprimieran. Ellos tienen su gobierno paralelo y nosotros no. La diferencia es que el de ellos no ha sido reconocido y el de nosotros sería reconocido enseguida, pues, sería la alternativa a este Estado forajido. ¿Cómo es posible que estemos metidos en este foso sólo porque un grupo de dirigentes nos metió en el mismo?