Amándome, en gerundio…
Por amarme renuncie, perdí, me fui, lloré, me rompí, me levanté y viví.
Apague el ruido de afuera y encendí la música de mi interior, deje de acusarme y señalarme, me perdoné, me reconocí, me abracé y entonces me amé.
Descubrí que amándome era libre de todos y de mí, deje de negarme y me dije que sí… integré mis espinas, mis cicatrices, las huellas ajenas y las propias, mis estrías y mis arrugas, mis virtudes y mis bellezas, de mi estatura aprendí que es lo único pequeño con lo cual debo conformarme… me encontré.
Quizás no sea la mujer más hermosa del mundo, no tengo el cuerpo perfecto, ni la piel más sedosa, no pretendo ser alguien que no soy, porque soy muy buena siendo yo misma, simplemente soy yo y soy una gran elección.
Tengo cicatrices en mi cuerpo y en mi alma porque tengo una historia maravillosa que contar.
A mi edad ya no estoy para andar con tacones sobre cuerdas flojas, piso firme y dejo huellas, doy tanto como espero recibir, porque lo merezco.
Atesoro las emociones que me habitan y las gestiono en palabras y en silencios.
Puedes amarme o no, y si yo te amará lo haría con todo mi corazón, porque soy intensa amando y también olvidando.
Cada día que vivo lo agoto en construirme, lo logre o no, sumando “ahoras” en cada uno de ellos.
Descubrí que estar sola tiene un poder maravilloso que pocos saben manejar, te elevas, vuelas.
Amarte no será un camino fácil, al principio puede ser un torbellino interno que te arrastre y habrá días en los que levantarte de la cama no será una opción y habrá noches en las que no puedas dormir ni un minuto, pero la realidad es que la vida te lo exige a gritos “amate”, porque la vida la vives o te vive no hay opción, de pie o tumbada, te vive, no le des ventaja, no te entregues.
No existe acto de libertad más absoluto que darte el permiso, a ti mismo, de ser quien eres.
“Llega un momento en el que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tiene la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía de amarnos. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos.” Fernando Pessoa.