🇪🇸|🇬🇧 Mensaje diario de 5 minutos: El único round | Cuento • Daily 5 Minute Message: The only round | Story

Un día cualquiera estábamos aburridos, sentados afuera y sin saber qué hacer. El calor esta rudo y un balón se había desinflado tanto que ya ni ganas de patear nos daba.

De repente, Matías empezó a decir que Sebastián andaba coqueteándole a su casi novia, María, ninguno sabía si eran novios o no, solo era algo que él se había inventado en su cabeza, pero igual se notaba que estaba molesto.

Sebastián solo se reía como si no fuera con él, pero en una de esas le respondió algo que a Matías no le gustó nada, así que se paró de golpe y le dijo:

Si de verdad quieres arreglar, dale, pero lo hacemos bien, como los hombres, en un ring.

Pensamos que estaba jugando, pero no… y lo peor fue que a algunos les pareció buena idea. En menos de una hora ya habíamos armado algo parecido a un cuadrilátero en el patio de la casa de Emilio, usamos cuerdas viejas amarradas a cuatro sillas, unas cajas que marcaban los bordes y los guantes los trajo Andrés, que tenía unos viejos de cuando su tío practicaba boxeo, no estaban en buen estado pero servirían para el momento.

Todos estábamos emocionados, hasta pusimos música en un celular para que pareciera una pelea de verdad, obviamente no pudo faltar la famosa canción de Rocky. Dijimos que iba a ser un solo round, para que no pasara a mayores, ya que todos conocíamos el temperamento de Matías y Sebastián.

Cuando subieron al "ring", todos pensábamos que Matías iba a ganar. Era más alto, más fuerte y tenía cara de pocos amigos. En cambio Sebastián, delgado, callado, parecía que ni siquiera llegaría al final del único round planeado.

Pero después de unos segundos nos dimos cuenta de lo que pasaría, Sebastián se movía rápido, esquivaba, y de pronto un ¡PUM! seco y directo a la cara de Matías. Lo dejó sentado en el suelo y viendo pajaritos.

Todos nos quedamos asombrados.

Matías, por supuesto, se levantó furioso, pero no dijo nada. Se quitó los guantes y se fue sin mirar a nadie.

Sebastián solo respiró hondo, se limpió un poco el sudor y dijo muy tranquilo, mi papá me enseñó.

Y desde ese día, el boxeo, solo lo vemos por tele.