A veces, la vida nos regala instantes fugaces que, sin embargo, dejan una huella imborrable en nuestro corazón. Como esta foto, por ejemplo. Un pequeño ser humano, tan frágil y a la vez tan fuerte, aferrándose a la vida en la UTIN. Y yo, sosteniéndolo entre mis brazos, sintiendo una conexión inexplicable, una ternura que me desbordaba.
Fue un momento breve, pero intenso. De esos que te hacen replantearte todo. ¿Qué es realmente importante? ¿Qué valoramos? ¿Qué dejamos pasar por alto en nuestro día a día?
A menudo, nos perdemos en la vorágine de la rutina, en las preocupaciones del trabajo, en las exigencias de la vida moderna. Nos olvidamos de detenernos a contemplar la belleza que nos rodea, de apreciar los pequeños detalles que hacen que la vida valga la pena.
Pero, ¿y si empezáramos a prestar más atención a esos pequeños instantes? ¿A esas sonrisas inesperadas, a esos abrazos sinceros, a esos atardeceres que nos dejan sin aliento?
Creo que en esos momentos se esconde la verdadera esencia de la vida. En esos instantes de conexión, de amor, de gratitud, encontramos la felicidad genuina.
Y es que, a veces, las lecciones más valiosas no se encuentran en los grandes acontecimientos, sino en los pequeños gestos, en las miradas cómplices, en las palabras amables.
Como aquella vez que un desconocido me cedió su asiento en el autobús, o cuando un amigo me envió un mensaje inesperado para decirme que pensaba en mí, o cuando mi abuela me contó una historia de su infancia mientras tomábamos café con leche y pan dulce.
Son esos momentos los que nos recuerdan que no estamos solos, que formamos parte de algo más grande, que el mundo está lleno de bondad y de esperanza.
Por eso, hoy te invito a que te detengas un momento y observes a tu alrededor. ¿Qué pequeños instantes te está regalando la vida? ¿Qué lecciones puedes aprender de ellos?
Quizás sea una simple flor que crece entre el asfalto, o el canto de un pájaro al amanecer, o la sonrisa de un niño en el parque.
No importa cuán insignificante parezca, cada instante es único y valioso. Y cada uno de ellos puede enseñarnos algo nuevo sobre nosotros mismos y sobre el mundo que nos rodea.
Así que, abre bien los ojos, el corazón y los sentidos. Y déjate sorprender por la magia de los pequeños instantes. Porque, como dijo alguien una vez, "la vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento".
NOTA IMPORTANTE: Todas las imágenes son de mi propiedad, tomadas desde mi dispositivo móvil modelo I Phone 12