Quise hacer este post hoy 18 de junio pensando que además de ser día del padre coincide con mi cumpleaños número 61, definitivamente el tiempo pasa sin darnos cuenta, un día nos hacemos conscientes como en mi caso que ya entre y estoy transitando la tercera edad, atrás quedo la juventud que parafraseando al gran poeta nicaragüense Rubén Darío es un “divino tesoro que se va para no volver”. Siempre recordare las sabias palabras de mi madre que nos decía que la juventud era muy corta y la vejez muy larga, hoy cuando pienso en los años pasados especialmente en finales de los 70 y en la década de los 80, los siento tan lejanos y vienen a mi memoria recuerdos de mi adolescencia y juventud, pero aunque la nostalgia intente ganar espacio, ya este está ocupado por nuevos proyectos, nuevas metas, esperanzas y anhelos.

Fue, es y será mientras viva un privilegio y una bendición haber tenido a mis padres, ejemplo de vida que convivieron como esposos por más de sesenta años con una fortaleza moral y una sabiduría excepcional para levantar una familia, todo un privilegio haber crecido en una familia de once hijos, allí aprendimos y asumimos valores como el respeto, la cooperación, la solidaridad y el amor verdadero, nuestra diferencias siempre terminaron fortaleciendo la unión y el amor familiar, definitivamente ese es un privilegio y una experiencia única, irrepetible y que forjo lo que soy como ser humano.

Muchas fueron las caídas, los malos momentos y vendrán más, pero más han sido y serán las levantadas, las alegrías y los logros. Pero mientras más pienso en lo vivido, más me convenzo que he sido privilegiado por tener dos hijas, dos tesoros que junto a mi esposa las criamos, educamos y formamos para que partieran a vivir sus propias vidas y están demostrando que hicimos un buen trabajo. Durante estos 61 años he coleccionado una cantidad de amigos algunos hoy están físicamente cerca otros están lejos, algunos exceden las cuatro décadas de amistad, pero todos sin excepción son personas valiosas y me enseñaron tanto que necesitaría otra vida para agradecerles el haberse cruzado en mi camino y compartir conmigo, porque en estos 61 años aprendí que los amigos existen y a alejarme de aquellos que se niegan a creer que es así.

Hoy que cumplo años y hago este breve balance de lo vivido, definitivamente concluyo que he sido realmente bendecido y privilegiado por haber estado casi siempre rodeado de gente maravillosa, gente valiosa, creo que esa es la mejor recompensa que puedes recibir después de haber vivido para llegar a donde muchos no llegan, tener la plena convicción que tienes una familia que te quiere y amigos que te aprecian, Dios los bendiga y los proteja a todos siempre estén donde estén.